Escribiendo sobre escritores
- Maríafer LeónGalarza
- 8 abr 2019
- 13 Min. de lectura
En una clase se nos pidió realizar un escrito sobre nuestro escritos favorito; no tarde en emocionarme, pues me apasiona la lectura, pero, entre en una gran encrucijada por seleccionar mi favorito. Opté por uno de los clásicos que me ha acompañado por años.
Truman Capote: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.”
Por María Fernanda León Galarza
“Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para auto-flagelarse”. Aquella es la frase que más admiro de aquel que considero el mejor periodista y escritor narrativo de la historia, ya que, en esta corta frase otorga una pauta que creo, todos los que pensemos formarnos como periodistas tenemos que llevar como un mantra; no existirá mejor critico o motivador que nosotros mismos.
Truman Capote, fue un escritor y periodista de profesión, nacido el 30 de septiembre de 1924 en Nueva Orleans, bajo el nombre de Truman Streckfus Persons. A los cuatro años sus padres se divorciaron por innumerables discusiones, lo cual lo llevo a que durante el resto de su niñez viviera el drama y la soledad del típico producto de "hogares separados", la inestabilidad de ánimo, traslados entre uno y otro hogar, etc.
Por esta razón, Truman se mudó a Alabama acompañado de la familia de su madre (conformada por cuatro ancianos), dándole un toque rutinario y pasmoso a su infancia. Aquel ambiente con un horizonte imperturbable de las granjas del Sur profundo y rural fue uno de los grandes desencadenantes para que se gestara en él una gran pasión por la literatura y los chismes (únicos medios de entretención y acompañamiento que Truman afirmaba tener). Costumbre que él posteriormente llamaría "un estilo de ver y oír" que hallaría su gran desenlace en su novela “Plegarias Atendidas.”
De esa época Truman confesaría: “Empecé a escribir cuando tenía 8 años: de improviso, sin inspirarme en ejemplo alguno. No conocía a nadie que escribiese y a poca gente que leyese. Pero el caso era que sólo me interesaban cuatro cosas: leer libros, ir al cine, bailar claqué y hacer dibujos. Entonces, un día, comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble, pero implacable amo.”
A los 10 años, se empezaron a notar sus primeras inclinaciones hacia un género poco o nada explorado como lo fue el periodismo narrativo; encontró un concurso literario para niños en una revista del puerto de Mobile y desechando los temas propuestos (Un día de campo junto al lago y Las mascotas preferidas) eligió como base las habladurías acerca de un personaje local. “Viejo señor metiche” ganó el primer premio, pero de todas las partes en que iba a publicarse la obra sólo se llegó a la primera, fue allí cuando los organizadores descubrieron que el tema no era ficcional sino una narración de la realidad.
Truman Capote, resalta este hecho como uno de los más significativos a lo largo de su historia como escritor, pero más que nada fue uno de los pilares de su formación como periodista, ya que afirmaba que: “Los escritos más interesantes que realicé en aquella época consistieron en sencillas observaciones cotidianas que anotaba en mi diario. Extensas transcripciones al pie de la letra de conversaciones que acertaba a oír con disimulo. Habladurías del barrio. Una suerte de reportaje, un estilo de ver y oír que más tarde ejercitaría verdadera influencia en mí, aunque entonces no fuera consciente de ello...”
Otro hecho importante para la formación de Truman Capote, fue su relación con su vecina y mejor amiga, quien también sería futura escritura e influenciaría muchas de sus obras. La escritora Harper Lee, ganadora del premio Pulitzer en 1961 por su novela ‘matar a un ruiseñor’, fue una de las mejores criticas de Truman, pues su amistad la tenían desde que eran muy pequeños. La escritora fue una fuente de inspiración para los libros del periodista.
Su madre se volvió a casar con un próspero hombre de negocios apellidado Capote, nombre que fue tomado por Truman casi de inmediato. Con su “nueva identidad”, como él la llamaba, comienza a publicar a los 17 años (una edad precoz para un escritor) sus cuentos en las llamadas revistas “de calidad” y al poco tiempo, ya instalado en Nueva York, entra a trabajar al The New Yorker.
Con su ingreso a este nuevo ámbito, comenzaría dos etapas de la vida de Truman que luego se unirían para convertirlo en uno de los mejores periodistas y escritores de toda la historia: por un lado, su crecimiento literario y por el otro su contacto con la alta sociedad formada por escritores, pintores, modelos, políticos e incluso mafiosos, que luego retrataría en su obra, generalmente de manera irritante, misteriosa y mordaz.
A los 21 años deja el periódico The New Yorker y publica un relato, “Miriam”, en la revista Mademoiselle, que atrae la atención de los críticos por su alta calidad literaria y descriptiva, por lo cual, es seleccionado para el volumen de cuentos del premio O'Henry de 1946.
Después del galardón, y tras haber conseguido que se le otorgara una denominación a su escritura de "gótica e introspectiva"; además de que se reconociera la influencia de Poe en sus cuentos, Truman Capote escribe, durante dos años su primer título, “Otras voces, otros ámbitos”, este es un libro iniciático, donde Truman volcaría muchas de las experiencias de su niñez, aportando dos de las grandes características que también marcarían su estilo, como lo son sus reflejos autobiográficos, y la mezcla de la ficción y la realidad hasta hacerlos inseparables. La novela, aparecida en 1948, obtuvo un gran éxito en público y al mismo tiempo fuertes críticas, lo cual, lanzó a Capote a la popularidad, pero también a los enfrentamientos con sectores que se negaban a aceptarlo.
El libro habla sobre un niño solo, Joel, que busca a su padre en el profundo Sur y termina por elegir a un travestido como figura paternal; este aspecto llamativo, fue un detonante para que la obra fuera reconocida por muchos lectores, más como un planteamiento de las tendencias y las relaciones homosexuales de Truman que por sus verdaderos méritos literarios. No obstante, también desencadenó que otros literatos más abiertos a las nuevas literaturas, lo compararan con grandes como Alain-Fournier, el autor de “El gran Meaulnes”, por su peculiar objetivación poética del mundo de la infancia, por su atmósfera lírica y por su exaltación de la naturaleza.
De esta etapa Truman destaca lo que pensó ante aquellas criticas diciendo: “Mucha gente atribuyó el éxito comercial de la novela a aquella fotografía (Se refiere a la foto en la contratapa del libro). Otros la despacharon como un acierto casual: “Es sorprendente que un alguien tan joven pueda escribir tan bien” ¿Sorprendente? ¡Solo había estado escribiendo día tras día durante catorce años!”
A partir de entonces, y por una década, Truman se dedicaría a experimentar y probar su técnica literaria, como casi ningún literato repetiría, introduciéndose y relacionando diversos elementos y géneros de la disciplina narrativa, como la literatura, el periodismo y el cine; por medio de escritos como: los relatos breves (“Un árbol de noche”, “Un recuerdo navideño”, “Una Navidad” y “Una guitarra de diamantes”); ensayos y descripciones (“Color Local, Obser- vaciones”); comedias y guiones, (“El arpa de hierba”); guiones cinematográficos (“Suspense”, “Casa de flores (musical)” y “Beat the Devil”) y reportajes para The New Yorker (“El Duque en su territorio”- Retrato de Marlon Brando publicado en The New Yorker; publicado nuevamente en New Yorker Profiles 1925-1992: A Bibliography (2001)) .
Vinieron luego los años de sus viajes y de residencia en Italia, Grecia y España; visitó también la Unión Soviética, en donde descubrió aspectos extraños de él mismo, que luego influirían en algunos de sus escritos, como, por ejemplo, que sufría de triscaidecafobia, un miedo absurdo al número 13, nunca comenzaba o terminaba un trabajo un viernes y tampoco podía realizar un viaje en avión si en él había dos monjas sentadas juntas.
Este ciclo se cerraría en la década de los 50 en donde publica insuperables entrevistas en Playboy, culmina una de sus más deliciosas y reconocidas novelas en 1958 “Desayuno en Tiffany's”; una novela corta, que vuelve a mezclar alusiones a su vida personal con la ficción, mientras se aleja del barroquismo y del ambiente alucinado de sus primeros títulos, pero, manteniendo la línea de su estilo editorial. Tres años después de su publicación, Blake Edwards dirigiría una excelente adaptación cinematográfica del libro protagonizada por Audrey Hepburn. El relato gira en torno a Holly Golightly, una joven sofisticada a quien el supuesto autor del relato (está escrito en primera persona) tuvo por vecina antes de convertirse en escritor famoso. Holly es una muchacha que vive su vida, sin tener en cuenta los convencionalismos sociales y dispuesta a conservar su libertad como sea. Le gusta vivir y vestir bien, para lo cual no tiene inconveniente en aceptar dinero de los hombres; fingiendo ser su prima, visita en la cárcel a un gangster, Sally Tomato, de quien más o menos inconscientemente hace de mensajera, y que le paga por ello 200 dólares cada semana.
En sus "horas negras", el mejor remedio que encuentra Holly "es tomar un taxi e ir a Tiffany's"; el ambiente elegante y la tranquilidad que allí se respira tienen la virtud de calmarla. Así pasa Holly por la vida, sin preocuparse por el pasado ni por el futuro; conservando un fondo de inocencia en medio de su alocada vida, que en muchos ambientes se consideraría reprobable. Al final, su amistad con el gangster le hará tropezar con la justicia y la obligará a abandonar el país, desapareciendo de la vida del autor.
No obstante, los críticos (que leyeron el libro antes de ver la película) consideran que, aunque la adaptación cinematográfica de esta gran obra de Truman es una buena cinta, no sigue la línea editorial del libro; ya que la película titulada al español como “Desayuno con diamantes”, se clasificó como “una clásica comedia romántica, además de una fallida adaptación que se queda a medias en la atmósfera impuesta por Capote en su obra. Las realidades en las obras de Capote son menos comerciales, menos destinadas a lo inmediatamente digerible, como bien se ve en la convencional evolución que sufren los dos personajes protagonistas”.
Las obras realizadas en esta segunda etapa o periodo de la vida de Truman, fueron significativas para el en cuanto a su desarrollo creativo, como el mismo decía: “Desde el punto de mi destino creativo, la obra más interesante que produje durante toda esa segunda fase apareció primero en The New Yorker, en una serie de artículos y a continuación, en un libro titulado Se oyen las musas. Trataba del primer intercambio cultural entre URSS y los EEUU. Concebí toda la aventura como una breve novela real cómica: la primera.”
Sin embargo, para él su obra más importante sería otra, una breve novela que sería la llave que lo llevaría al éxito en su tercer período.
Convencido de que no había nada innovador en la literatura desde 1920, Truman creía que el periodismo podía constituir una opción distinta, innovadora, creativa, pero a la vez realista como forma literaria, algo que tuviera la credibilidad de los hechos, la inmediatez del cine, la hondura y libertad de la prosa y la precisión de la poesía. En definitiva, quería escribir una novela periodística, su segunda novela real, pero no como cualquier relato narrativo, sino como un conjunto donde se encontrarán el relato con la verdad.
Luego de la escasa repercusión de su texto “Se oyen las musas” en 1955, pasarían cuatro años hasta que encontrara el tema que realmente lo moviera a escribir con fuerza, pasión y emoción. Fue en el año de 1959 cuando apareció este tema; en Holcomb, un pequeño pueblo de Kansas, la familia Clutter (un agricultor, su esposa y sus dos hijos) apareció muerta: habían sido atados y acribillados por personas desconocidas sin ningún motivo aparente. Esto sembró la paranoia en el lugar y atrajo a todos los medios del país.
Truman fue enviado allí como reportero a cubrir la noticia para The New Yorker. Sin embargo, no tardó mucho en darse cuenta que ahí se hallaba todo lo que había estado esperando para empezar a construir su gran obra. Pasó seis años siguiendo de cerca la investigación y hablando con los habitantes del pueblo, a los cuales, debido a sus costumbres conservadoras no lo veían con buenos ojos, ya que era una persona bastante excéntrica, desenfadada y abiertamente homosexual; sin embargo, en todo ese tiempo, logró averiguar lo suficiente para armar la estructura narrativa de su novela, donde se mezclan las opiniones de los personajes del pueblo, junto con entrevistas a los policías encargados del caso y amigos íntimos de la familia. Pero Truman no se quedó allí: cuando atraparon a los asesinos fue a entrevistarlos a la cárcel y llego incluso a entramar una profunda amistad con ellos.
Los asesinos eran dos jóvenes ex convictos, Perry Smith y Dick Hitckock, dos psicópatas que guiados por los exagerados rumores que Floyd Wells, un compañero de celda de Hitckock, les había dado acerca de la riqueza de Clutter habían cometido el hecho, no obstante, todo salió mal y se vieron obligados a huir con menos de 100 dólares con rumbo a México.
En la novela Truman traduciría esta conversación así: "No puedo recordar exactamente cómo fue que hablamos sobre el señor Clutter. Debió de ser cuando recordamos los empleos, los distintos trabajos que habíamos hecho [...] Le conté que yo había trabajado durante un año en un importante campo triguero, en el oeste de Kansas. Para el señor Clutter. Quiso saber si el señor Clutter era un hombre muy rico. Le dije que sí. [...] Y desde entonces nunca jamás dejó Dick de preguntarme cosas de aquella familia. ¿Cuántos eran? ¿Qué edad tendrían los niños? ¿Cómo se llegaba a la casa exactamente? [...] Dick empezó a hablarme de matar al señor Clutter. Decía que él y Perry se irían para allá a robar y matarían a todos los testigos, a los Clutter y a quien quiera anduviera por allá. Me describió docenas de veces cómo iban a hacerlo, como él y Perry iban a atarlos después a pegarles un tiro."
Gracias la confesión de Wells, la policía los atrapó cuando, agotados de su expedición por México, ya sin dinero, habían vuelto con la intención de Hitckock de colocar algunos cheques falsos a ex-compañeros. Detenidos y condenados, esperando por la ejecución en la horca, Truman tuvo el tiempo necesario para ganarse su confianza y reconstruir su vida y su historia antes y después del asesinato. Smith le simpatizó de entrada, Hitckock no. Sin embargo, habló con ellos hasta tener el material suficiente y los acompañó cuando tuvieron que cumplir la condena que les habían dado: Habían matado a sangre fría, y a sangre fría serían castigados. El 14 de abril de 1965 fueron colgados.
En este tiempo de investigación Truman entendió diversos aspectos indispensables para aquel estilo narrativo único que él implantaría, afirmando que: “Vivimos en la oscuridad. Hacemos lo que podemos. El resto es la demencia del arte. En cualquier caso, el señor James (uno de sus críticos) da en el blanco. [...] Mucha gente pensó que yo estaba loco por pasarme 6 años vagando a través de la llanura de Kansas; otros rechazaron de plano mi concepción de la novela real, declarándola indigna de un escritor serio.”
Este reportaje de investigación, considerado como uno de los mejores realizados en la historia del periodismo, dio como fruto su célebre obra “A sangre fría” publicada en 1966, la novela también es implícitamente un estudio incisivo de la América de su época en la cual expone el desorden y la violencia que laten bajo una feliz apariencia de progreso y desarrollo, ya que el mismo afirmo que no le llamo la atención el asesinato, que a él lo que lo inspiro a escribir esa historia fue lo que provoco este acontecimiento en el pueblo. Esta fue la primera obra representativa del género de la non-fiction novel, creado por el mismo Truman Capote. Por esta novela, junto a Norman Mailery y Tom Wolfe, Truman es considerado uno de los padres del nuevo periodismo, que combina la ficción narrativa y el periodismo de reportaje, dentro de una nueva concepción de la relación entre realidad y ficción (aspecto que Truman Capote ha desarrollado desde el inicio de su escritura). La investigación, estructuración y reproducción de esta novela le llevó siete largos años y la crítica no tardó en reconocerla como la novela más "dura" y significativa de la década de los recién iniciados sesenta.
Debido al éxito arrollador obtenido por la novela, se realizó en 1967 una producción cinematográfica basada en la misma, la cual también fue adorada por la crítica en cientos de medios, donde destacaban las cualidades visuales de la película para seguir la línea editorial impuesta por Truman en “A sangre fría” diciendo: “La novela de Capote era genial, era angustiosa, arañaba lo más profundo de mi alma y me cortaba la respiración. Se me hacía difícil pensar en una adaptación cinematográfica a su altura. Esta adaptación ha supuesto una impresionante e impactante sorpresa. El mayor acierto radica en su tono, ese tono seco, áspero, incómodo hasta el hastío utilizado para diseccionar un terrible asesinato sin motivo que va más allá de la crónica policial o el thriller para adentrarse en el puro terror, me pone muy mal cuerpo.
La fotografía en un seco blanco y negro, un excelente montaje cortante y unas interpretaciones que hielan por veraces, escalofriantes, impredecibles y verosímiles, ayudan a no dejar respiro a cualquiera que se cruce por su camino.”
A principio de esta década, Truman comenzó a escribir la que sería su obra póstuma e inacabada, “Plegarias atendidas”. En 1975 publica “Música para camaleones”, un conjunto de relatos escritos con su magistral estilo característico, en el cual navega con implacable lucidez en la poesía y el horror de la vida. Capote, tal vez uno de los mayores narradores del siglo veinte en Norteamérica, fue un maestro en el arte de la construcción narrativa, realista y creativa (tanto en el relato corto, reportajes o novelas), y sobre todo una posesión de la perfección estilística.
Los amores de su vida fueron; el profesor Newton Arvin, el escritor Jack Dunphy y el Baquero John O’Shea. Jamás tuvo que esconder su homosexualidad, pues desde muy niño tuvo un aspecto muy afeminado y uno de sus mayores deseos fue el de ser mujer, el cual revelo en su biografía diciendo que, “pensaba que las cosas serían más fáciles siendo una chica”.
Su muerte llego lamentablemente el 25 de agosto de 1984, a los 59 años, a causa de un cáncer de hígado en Los Ángeles; sin embargo, para los críticos sus textos son prueba de su inmortalización, ya que su obra fue comparada y conservada de la mano de las ya clásicas historias de William Faulkner, Eudora Welty y Carson McCullers; grandes en la literatura.
Esta reconocida grandeza de Truman Capote, llevó a que varias obras cinematográficas y escritas, fueran creadas o rescatadas como reconocimiento a sus excelsas cualidades que impactaron la historia de las disciplinas narrativas; como, por ejemplo, “Crucero de verano”, primera novela que escribió. Rescatada. Apareció en el número del 24-10-2005 de The New Yorker y luego como libro. En ese mismo año, se publicó la primera película basada en la vida de Truman, titulada “Capote”, dirigida por Bennet Miller; en ella se narra el período de su carrera transcurrido durante la investigación de su libro “A sangre fría”, destacando principalmente, cómo el escritor desarrolla una estrecha relación con Perry Smith, uno de los asesinos. Philip Seymour Hoffman ganó el premio Óscar por su interpretación de Truman Capote. La película tuvo, además, cuatro nominaciones: Mejor película, Mejor director, Mejor actriz de reparto y Mejor guion adaptado.
Y, por último, el año siguiente, 2006, se estrena la segunda película de homenaje a Truman basada en la novela de George Plimpton Capote: In Which Various Friends, Enemies, Acquaintances and Detractors Recall His Turbulent Career publicada en 1997, titulada “Infamous (en España, bajo el título Historia de un Crimen)”. Esta producción, fue dirigida por Douglas McGrath y a diferencia de la anterior destaca la vida completa del célebre escritor, incluyendo, su amistad con Harper Lee; además, ofrece un contraste entre el Capote en Kansas y sus aventuras posteriores en medio de la alta sociedad neoyorquina.
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