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Nos sirve, pero nos maltrata

  • Foto del escritor: Maríafer LeónGalarza
    Maríafer LeónGalarza
  • 20 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

En un mundo hiperconectado como en el que vivimos actualmente los dispositivos tecnológicos y las plataformas de relacionamiento social son indispensables para el desarrollo normal de las personas, pues han llegado a ser quienes componen la gran mayoría de procesos comunicativos.


Nuestro trabajo y vida privada se sumergen en dicho entorno tecnológico enamorando a algunos y segregando a otros que no se acoplaron fácilmente. Las edades, estratos sociale

identidades de género y profesiones influyen muy poco en el impacto de estas plataformas o dispositivos, ya que no hay campo vital en el que estas no se hayan posicionado.


Según los indicadores básicos de TIC en hogares realizados por el Dane. (2018) “en las cabeceras, el 50,9% de las personas de 5 y más años de edad usaron computador y 72,4%

usaron internet en cualquier lugar. Para centros poblados y rural disperso, el 24,5% de las personas de 5 y más años de edad usaron computador y 35,8% usaron internet en cualquier lugar.” Todos los días, sin importar el ámbito en el que se encuentren las personas hacen uso o tienen acercamiento a algún dispositivo electrónico, facilitando su trabajo y estudio en innumerables formas, entre ellas, se resalta su inmediatez y masividad.


Teniendo en cuenta lo dicho por (Vera, P. 2013), las líneas del tiempo y del espacio se han

vuelto borrosas ya que medios como Twitter, Instagram, Snapchat, Facebook y Pinterest nos dan la posibilidad de compartir cualquier contenido (académico o personal) que consideremos importante con gente o amigos que viven en otros países o husos horarios. Dicho entorno, ha atrapado a algunos de los usuarios de estas redes, mientras ha segregado a otros.


Pues según Isabel Llopis LLabrés, estudiante de Trabajo social de la universidad española Universitat de les Illes Balears:


Nos encontramos en una época en la que es más interesante y emocionante para la sociedad estar más pendientes del teléfono móvil, ordenador, tablet, televisión… que de las propias personas. ¿Hasta qué punto deberíamos permitir seguir con esta actitud? ¿Y en la familia, de qué manera afecta en las relaciones familiares? ¿Puede causar esto discusiones y malestares familiares?


Las relaciones sociales han acortado su distancia, gasto de tiempo y dificultad de entendimiento con relación a las diferencias idiomáticas, pero al mismo tiempo se han frivolizando a nivel sentimental, espiritual y emocional, pues llegamos a una etapa en la que preferimos mandar un emoji dentro del chat que abrazar a nuestro amigo sentado frente a nosotros.


Por último, es importante resaltar otro de los grandes males que amenazan la gran maravilla que es la tecnología para nosotros. Los innumerables casos de desinformación, tal y como son mencionados por Héctor Gómez, en su artículo académico Desinformación en internet y hegemonía en redes sociales:


El acceso sin control, el anonimato y la falta de regulación para publicar en Internet; causa

que los contenidos disponibles en esta red muchas veces carecen de rigurosidad, confiabilidad y credibilidad; lo que genera más desinformación que la construcción de una inteligencia colectiva. Además, el ciberespacio representa un nuevo espacio público para interacciones directas sin restricciones de tiempo ni espacio, siendo las redes sociales la mayor expresión de este fenómeno. En ellas la dinámica de grupos y la comunicación interpersonal se manifiesta de manera similar a los grupos sociales en el mundo físico, generándose también relaciones de poder, emergencia de líderes, jerarquización de los miembros y monopolización de las opiniones.


Hemos de andar con cuidado en este maravilloso mundo, pues nuestro trabajo e información personal normalmente se ven envueltos en el mismo, siendo posibles víctimas de una tergiversación que comprometa de algún modo nuestra imagen y la de la

Organización a la que representamos. Pues después de todo el mundo tecnológico nos sirve, pero también nos maltrata.


Bibliografía

1. Dane. (2018). Indicadores básicos de TIC en hogares. Recuperado de:

https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/tecnologia-e-

innovacion/tecnologias-de-la-informacion-y-las-comunicaciones-tic/indicadores-

basicos-de-tic-en-hogares

2. Gómez, H. (2013). Desinformación en internet y hegemonía en redes sociales.

Revista gestión de las personas y tecnología. (Número 16). Recuperado de:

https://biblat.unam.mx/es/revista/revista-gestion-de-las-personas-y-

tecnologia/articulo/desinformacion-en-internet-y-hegemonia-en-redes-sociales

3. Llopis LLabrés, I. (2015). CONSECUENCIAS DE LAS NUEVAS

TECNOLOGÍAS EN LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL HOGAR (Tesis

de pregrado). Universitat de les Illes Balears, Palma Illes Baleares, España. P.P 2.

4. Vera, P. (28 de noviembre 2013). Las redes sociales como medio de comunicación.

Recuperado de: http://web.udlap.mx/co21502/2013/11/28/las-redes-sociales-como-

medio-de-comunicacion/




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